Por: Yirsandy Rodríguez
“Resultados verdaderos”, es una frase tradicional que escuchamos a menudo desde hace algún tiempo en las Grandes Ligas. Si no te sienten familiarizado, simplemente se trata de los ponches, las bases por bolas y los jonrones. Se definen como resultados verdaderos, porque, obviamente, ni siquiera el Anotador Oficial puede influir para cambiarlos.
No se trata de decidir lo que debe anotarse como un hit o un error:
“K”) Los ponches se registran automáticamente con el tercer strike.
“BB”) Las bases por bolas luego de cuatro pelotas marcadas fuera de la zona de strike.
“HR”) Y, los jonrones, cuando sobrepasan los límites del parque, sabes lo que significa.
Dados los cambios de tendencias que ya conoces si sigues el béisbol de Grandes Ligas hace algunos años, los resultados verdaderos cada vez han ocupado más espacio en las estadísticas de los jugadores a día de hoy.
No estamos descubriendo nada nuevo: podemos realizar una rápida radiografía, pero el Juego 2 entre los Rays y los Guardianes en la Serie de Wild Card de la Liga Americana parece ser un modelo perfecto. Este sábado, Cleveland consiguió su clasificación a la ALDS con un espectacular walk-off jonrón del novato Óscar González, que decidió el juego 1-0 durante el final de la 15ta entrada en Progressive Field.
El veterano diestro Corey Kluber, una ex estrella que brilló ganando dos Cy Young (2014 y 2017) con los Indios de Cleveland, fue quien admitió el jonrón decisivo por los Rays.
La victoria de los Guardianes garantizó su boleto para enfrentar a los Yankees de New York a partir del próximo martes en Yankee Stadium, y eliminó definitivamente a los Rays, quienes anotaron apenas una carrera (jonrón de José Siri en el sexto inning del Juego 1) durante 24 entradas. Sin embargo, lo más sobresaliente de la maratón de 4 horas y 58 minutos entre los Rays vs. los Guardianes, fue el soberano dominio de los lanzadores.
Sí, los ponches fueron la gran tendencia que se disparó este sábado entre los “resultados verdaderos”: 16 lanzadores propinaron 39 strikeouts contra 94 bateadores que desfilaron por el plato.
Los lanzadores de los Rays acumularon 19 ponches en 14 innings, y los Guardianes 20 en 15, lo que nos lleva a un total nunca visto de 39 K en un juego de playoffs. O sea que, de los 87 outs registrados, el 44.8% fueron producidos por los ponches. ¡Lo nunca visto!
Hasta el final del 15to inning, los 10 hits combinados por ambos equipos habían sido sencillos, hasta que Óscar González devoró un manjar (cutter) de Kluber para decidir el juego.
Aun así, tras el walk-off y la incontenible emoción de los fanáticos en Progressive Field, quedaron resultados ofensivos desconcertantes para resaltar en los libros de récords. Escucha esto: los bateadores se fueron de 8-0 con corredores en posición anotadora, 14 de los 28 innings completos terminaron de “1-2-3”, y los lanzadores registraron 73 swings sin contacto por parte de sus oponentes.
Todos esos disparos a quemarropa en 298 minutos, ¡que locura! Pero no hubo nada más sensacional que el ritmo del juego: 70 de los 94 bateadores con al menos una aparición en home, abrieron por debajo en el conteo. De 432 pitcheos totales, el 68.2% marcaron strikes, y el 30.9% fueron swings al vacío.
De acuerdo, a no ser que el empate esté contemplado en el reglamento de la liga como una decisión—así sucede, por ejemplo, en la NPB—, incluso en los peores juegos de béisbol al final habrá un ganador. Bueno, siendo honesto, este sábado por momentos perdí las esperanzas, porque parecía que Tampa Bay y Cleveland jugarían durante el resto del mes buscando una carrera. Terry Francona y Kevin Cash intentaron explorar todo lo posible, pero ningún bateador parecía capacitado para imponer respeto en el plato.
Independientemente del nivel de los lanzadores, la mayoría de los bateadores no sólo se veían por debajo de sus oponentes, sino también bastante lejos de sincronizar sus mejores habilidades. Por los Rays, ningún bateador terminó con resultados positivos en el plato, y José Siri se apuntó el único destello significativo cuando aplastó una bola rápida de cuatro costuras de Shane Bieber en el sexto inning del Juego 1.
Al día siguiente, los Guardianes le brindaron una atención especial, ponchándolo cinco de sus seis visitas al plato.
El núcleo principal del manager Kevin Cash, sus tres primeros bateadores: Yandy Díaz, Wander Franco y Randy Arozarena, registraron slump combinado de 25-2 con 11 strikeouts. Cuando seis ojos se ponchan 11 veces en 23 fallos, el caos no parece ser corregible de una vuelta del lineup a la otra. Ninguno encontró un corredor en posición anotadora durante las 24 entradas que jugaron los Rays. ¿El resto del lineup?: Se marcharon de 53-7, con 18 ponches y de 7-0 con corredores en posición anotadora.
El agua penetró en la nave de los Rays y no puedes culpar a ningún tripulante en particular, porque ningún bateador hizo su trabajo. En el Juego 1, Shane Bieber fue inmenso, retirando cuatro de sus siete entradas en fila. Y ya sabes lo que ocurrió este sábado en el Juego 2: los 20 ponches recibidos por los Rays triplicaron la pobre friolera de seis sencillos.
Todo el tiempo, los lanzadores de los Guardianes le hicieron honor a su nombre, controlando cada situación desde el montículo, y el cátcher Austin Hedges fue un espía astuto detrás del home. Atacaban tan rápido, que los Rays no tuvieron ni siquiera tiempo para conservar esperanzas. El talentoso abridor de Cleveland este sábado, Triston McKenzie, le abrió con strike a 14 de sus 22 oponentes, y ahora no vas a creer esto: los relevistas comenzaron delante en el conteo contra 28 de los 33 rivales que enfrentaron. Vaya, incluso respirar o acomodarse en el rectángulo de bateo ciertamente parecía difícil.
Una virtud que tienen los Rays es la velocidad de sus jugadores, pero… ¿cómo pueden usarla sin embasarse? El líder del lineup en la temporada regular, Randy Arozarena, quien hizo historia en sus dos primeras postemporadas (2020-2021) rubricando récords, desembarcó en Progressive Field con sus dos slumps rodantes y tuvo que marcharse sin solución:
1) Abrió la Serie de Wild Card cargando una decepcionante racha de 23-1, con 12 ponches ante los lanzadores de los Guardianes. Esa seguidilla empeoró a solo dos hits en 32 veces al bate, con 17 strikeouts. El hallazgo de Cleveland lo silenció de tal modo que Arozarena falló 10 de sus 26 swings en las nueve apariciones en home durante los Juegos 1 y 2. Por cierto, el único hit de Randy fue este sábado, un bounce casi intrascendente al campo corto que rodó a 64.5 mph, según StatCast.
2) Comenzó la postemporada arrastrando slump de 29-2 con 14 ponches. Antes del Juego 1, escribí una pieza sobre la preocupante caída ofensiva de Randy en las últimas dos semanas de la temporada regular. Sin embargo, la peor noticia era que los lanzadores de Cleveland traían ofertas bajo su investigación, y ahora deberá esperar al año siguiente para intentar descubrirlas: terminó su seguidilla de fallos desde el 27 de septiembre pasado, con tres solitarios hits en 38 veces al bate y 19 ponches.
Bien, lo peor es que Randy no estuvo solo para compartir sus recientes luchas en el plato. Como vimos, había un desfile de compañeros haciendo lo posible por al menos pellizcar los lanzamientos de los Guardianes. Uno de ellos fue su compatriota Yandy Díaz, quien lideró el equipo con .402 OBP, 143 OPS+ y 3.5 bWAR durante la temporada regular.
Yandy defendió brillantemente en ambas esquinas durante los Juegos 1 y 2, pero fue dominado las 10 veces que entró a la caja de bateo como lead off de los Rays. Cuando unes el aporte de los cubanos Yandy y Randy contra Cleveland este año, el resultado podría sorprendente: les batearon de 56-4, .072 BA, con 22 ponches. A eso llamamos “resultados verdaderos” de poder desde el montículo, incluso aunque el único error resaltable fue del diestro Zach Plesac, a quien Yandy Díaz le bateó un jonrón de dos carreras el pasado 30 de julio en Tropicana Field.
Así que, siendo justos, hay que dar todo el crédito a los Guardianes de Cleveland. Sus lanzadores neutralizaron completamente a los Rays, quienes terminaron perdiendo sus últimas siete decisiones consecutivas en esta temporada.
El pitcheo de Tampa Bay realizó otro gran trabajo, admitiendo solo tres carreras en 22 innings, todas impulsadas por jonrones decisivos: el oportuno cañonazo de José Ramírez ante Shane McClanahan en el sexto inning del Juego 1, y el sensacional batazo de Óscar González frente al ex Indio Corey Kluber para definir la clasificación de los Guardianes a la ALDS.
Fue una mini serie emocionante entre dos equipos similares que dependen en gran medida del pitcheo y la defensa, pero esta vez la fórmula de los Guardianes fue indescifrable para los Rays.
(Foto: Yandy Díaz/GettyImages)
Comments