Como nunca es tarde si de historias, recuerdos y análisis del béisbol y sus protagonistas se trata, descubre a través de esta columna de “Lo Mejor del Siglo XXI” qué jugadores merecieron los mayores honores por sus actuaciones madero en mano, y quiénes fueron los lanzadores más consistentes del juego. ¡No habrá límites en nuestra cobertura! ¡Espera cada entrega! Simplemente, ¡playball!
A los amantes del béisbol les sucede: A veces, después de varios años de ver cómo varios jugadores jóvenes y talentosos pudieron hacer historia, deseas que regrese el tiempo atrás, sobre todo para explorar otra perspectiva.
No pocos se preguntan qué significado tendrá alguna gran hazaña que nos emocionó en el terreno de juego. ¿Cuántas veces hemos visto algo inédito y, aunque lo disfrutamos al máximo, no pensamos qué tan significativo fue? ¿Cómo ese jugador sorprendente se convirtió en la sensación de una temporada? ¡Y luego otra! ¡Y otra! Sucede: En el béisbol puedes esperar la más improbable de las situaciones o definiciones.
Así pues, si pudiera elegir un momento épico en el béisbol cubano de este siglo XXI, traería de vuelta no una, ¡tres temporadas! Sí, aquellas cuando José Dariel “Pito” Abreu desató el poder y la demoledora habilidad de su swing, convirtiéndose en el bateador más temible del béisbol cubano.
Entre la 49 y 51 Series Nacionales, Abreu, actualmente el bateador más consistente desde 2014 cuando fue Novato del Año con los Medias Blancas de Chicago en el béisbol de las Grandes Ligas, registró la mayor cantidad de jonrones (98) en la historia durante un lapso de tres campañas. Pero, antes de recrearnos detallando el impacto del gigante de “Mal Tiempo”, sería oportuno recordar esto: Dos temporadas antes de batear .399/.555/.822, con 30 jonrones y 76 remolcadas en la 49 Serie Nacional, Abreu promedió .318/.418/.573, pero impulsó 43 carreras, su misma cantidad de strikeouts.
A los 21 años y con 5 temporadas, aún se esperaba que “Pito” mostrara todo su potencial, tras debutar en la 43 Serie Nacional implantando récord para novatos con 31 juegos consecutivos bateando de hit. Sin embargo, el aprendizaje y la extensión de sus ajustes demoraron unas 1,308 PAs más (apariciones en home), hasta que Abreu se convirtió en el bateador más completo del juego.
De un año a otro, en la 49 Serie rebajó su correlación de 19 bases por bolas y 69 ponches a 49 y 74, respectivamente. Y, a ese acelerado ritmo donde su disciplina en el plato dio el giro total esperado, también se convirtió en un peligro, porque dejó de halar frecuentemente (disminuyó la tendencia de 54.8% a 41.9%). Con esa filosofía de atacar los pitcheos en la zona donde le lanzaban, sin forzar su swing, “Pito” fue desarrollando la capacidad de producir hacia todos lados del campo y sus resultados lo demuestran.
Luego de acumular 1,070 viajes por el plato, la frecuencia de 10.9 jonrones por aparición en home exhibida por “Pito” reinó sin contratiempos entre los 156 bateadores que pudieron sumar al menos 500 PAs entre las Series 49 y 51. Durante esas tres series regulares, el inicialista de los Elefantes de Cienfuegos lideró con una línea ofensiva que simplemente demostró por adelantado —aunque el pitcheo en la liga cubana iba en decadencia— sus virtudes con el madero: Bateó .412/.562/.872, con 1.433 OPS, 322+ OPS/ajustado y 200 hits (321) más que sus ponches (121).
Ese, sin discusión, ha sido uno de los lapsos más aplastantes de un bateador en la historia de las Series Nacionales, superando a grandes jonroneros del pasado. Sin embargo, lo más interesante aquí es que a “Pito” no le fue realmente fácil dominar, pues siempre contó con el acecho de Yuli Gurriel y Alfredo Despaigne, intentando robarle titulares a la ofensiva. De hecho, Despaigne terminó con 94 jonrones la misma etapa de tres temporadas entre 2009-2011, y apenas dos extra bases menos (157 por 159 Abreu). Y, si de remolcadas se trata, la otra nota para deleitarse con esta sana rivalidad es que, a pesar de haber cerrado con cinco bambinazos menos en 56 turnos más, Despaigne sí logró liderar con 276 remolcadas.
Espera, porque hay más: Detrás del outfielder granmense, Yuli Gurriel se quedó a cinco remolcadas (271), pero aventajó a “Pito”, quien marcó 268 veces la casilla de las “R-B-I”. Descubre aquí quiénes, entre los 10 bateadores con más jonrones, rodearon a “Pito” en varias métricas de 2009 a 2011 (de la 49 a la 51 Serie Nacional):
Glosario de ayuda: HRFC: Frecuencia de jonrones por cada PA. OPS+: OPS (Slugging más OBP) ajustado. ISO: Poder Aislado. VG%: % de veces que impulsa la carrera del empate o la ventaja por juego jugado. HR/H%: % de jonrón por cada hit. VIEV: Veces que impulsa la carrera del empate o la ventaja.
El legado de “Cheíto”, Kindelán y “Pito” Abreu
Treinta y dos años antes de la irrupción de José Dariel Abreu, otro cienfueguero, Pedro José Rodríguez, había rubricado la menor marca histórica con al menos 60 jonrones acumulados en tres temporadas. La racha histórica se hizo oficial cuando “Cheíto” despachó 64 pelotas más allá del parque a frecuencia de una cada 11.2 comparecencias en home entre las Series Selectivas de 1977 y 1979.
Prácticamente una década después, el slugger santiaguero y líder en jonrones de todos los tiempos en Series Nacionales con 487, Orestes Kindelán, conectó 74 cuadrangulares en 855 visitas a la caja de bateo entre las Selectivas de 1986 y 1988. Con esa frecuencia de un jonrón por cada 11.5 comparecencias en home, 23 años después, “El Tambor Mayor” fue desplazado por Abreu al tercer puesto en la historia. Y, aunque estas tres marcas especiales no se cuantifican oficialmente, porque pertenecen a lapsos de tres temporadas donde un bateador haya pegado al menos 60 jonrones, es justo decir que fueron muestras de poder para el recuerdo.
La de Abreu, esos 98 jonrones en 242 juegos, tiene la ventaja del mayor registro, pero también el único entre los tres utilizando el bate de madera. Sin embargo, también vale la pena señalar que en la época donde “Cheíto” y Kindelán lucieron su casi inigualable poder, el nivel de los lanzadores de la liga era considerable.
¿Cómo podemos demostrar eso? Analicemos qué nivel tenía la liga en las diferentes épocas donde “Cheíto”, Kindelán y “Pito” implantaron las tres mejores frecuencias en lapsos de tres temporadas:
La era de “Cheíto” entre 1977-1979 (Bate de madera/aluminio): 3.21 ERA, 4.7 SO9 y 3.4 BB9
La era de Kindelán entre 1986-1988 (Bate de aluminio): 4.20 ERA, 5.1 SO9 y 4.2 BB9
La era de “Pito” Abreu entre 2009-2011 (Bate de madera): 4.87 ERA, 4.8 SO9, 4.8 BB9
Como se puede apreciar fácilmente, los estándares del pitcheo de liga fueron más dominantes en la era donde “Cheíto” bateó aquellos memorables 64 jonrones en tres años, implantando récord de 28 en la IV Serie Selectiva de 1978. Pero, aunque los números inclinen la balanza si de control y efectividad se trata, no podemos obviar del todo las hazañas del “Tambor Mayor” y “Pito” en sus respectivas temporadas.
Al final, los tres, “Cheíto”, Kindelán y “Pito”, hicieron historia como jonroneros legítimos en sus respectivas épocas dentro del béisbol cubano. Y, aunque los 228 jonrones que acumula Abreu tras ocho temporadas en MLB —a promedio de 33 por cada 162 juegos— no cuentan para su historial de Series Nacionales, su legado siempre viajará en nuestros mejores recuerdos en este siglo XXI.
(Foto: José Abreu/Carolina Vilches, Pedro J. Rodríguez/Archivo)
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