—Después de su recuperación, Vladimir García ha vuelto al bullpen y su impacto ha sido decisivo para los Tigres de Ciego de Ávila.
Con un toque de bola hacia territorio del lanzador, Jenny Vázquez logró retirar a Irait Chirino en el duelo de zurdo vs zurdo, y el equipo de Metropolitanos tenía la posibilidad de ganar el juego ante Ciego de Ávila en el final del noveno capítulo. En esa situación, Vladimir García fue llamado al montículo del estadio Santiago “Changa” Mederos.
Aquella tarde nublada del 7 de diciembre de 2007, hace casi 16 años, la presencia de Vladimir subiendo al box invocó el silencio en el graderío del principal campo de béisbol de la Ciudad Deportiva. En cada wind up, García dejaba ver su número “34” con elegancia, mientras hacía sonar la mascota del cátcher Lisdey Díaz al lanzar su imponente bola rápida.
Ese efecto generaba comentarios de los bateadores que se reunieron en el on-deack. Y, por las particularidades constructivas del estadio —la cabina estaba ubicada detrás de la malla protectora en lugar de las alturas—, podían escucharse con claridad todos esos sonidos típicos de bates, conexiones, lanzamientos humeantes e, incluso, la voz del umpire principal sentenciando los pitcheos. Entonces, el juego se reanudó. Juan Carlos Torriente era el siguiente bateador en turno y, no esperó mucho: entregó un bounce al primera base Yogey Pérez, que Leugim Barroso aprovechó para moverse hasta tercera.
El momento no podía ser más provechoso para Metropolitanos: la posible carrera de la victoria estaba a 90 pies del plato, y entraban en turno tercero y cuarto bates, Stayler Hernández y Michel Fors. Stayler, quien ya había sobresalido como uno de los bateadores de contacto más hábiles en el lineup de los Metros, recibió la base intencional, algo razonable, y el duelo de poder a poder se avecinaba. Al bate, Michel Fors era la esperanza de los Guerreros rojos, pero aún tenía que enfrentarse a Vladimir García, quien, con 19 años, despuntaba entre los cerradores más desafiantes de la liga.
¿Cómo terminó aquel matchup? Fors no consiguió ni siquiera un contacto con la pelota. Los dos primeros pitcheos fueron bolas rápidas de 95-96 mph, según reportó el Comisario Técnico del partido. En cuenta de 0-2, cuando el fornido slugger de los Metros se preparaba quizás para un tercer dardo encendido del prospecto avileño, Vladimir lo sentenció con una slider que ni siquiera Lisdey logró controlar. Fors, abrumado por la frustración de sus dos primeros swings sin contacto, realizó un giro de muñecas salvaje, a tal punto que perdió el control y el bate se le escapó por encima del coach de tercera. ¡Strikeout! Y el juego se fue a extra innings.
Los Tigres de Ciego de Ávila anotaron una carrera en el inicio de la décima entrada por un error de Torriente y rodado al short de Ricardo Bordón que remolcó a Yorelvis Charles. La ventaja de una carrera fue suficiente para Vladimir, quien admitió un sencillo del novato Raciel Seijó abriendo inning, pero ponchó a Brayan Camacho —Lisdey cogió robando a Seijó en segunda— y Lisbán Correa cerró el partido con un rodado al box. Aquella tarde aún la recuerdo, precisamente porque marcó la primera de tres temporadas donde Vladimir registró cifra combinada de 49 juegos salvados.
El año anterior, “El Cañón de la Trocha”, como bautizaron a Vladimir García a mediados de la década de los 2000, había salvado 14 de sus 21 juegos relevados con ventaja en el marcador. Luego, durante la temporada de 2007-2008*, agregó 10 rescates, y al año siguiente se convirtió en la sensación de la liga al igualar la marca de 25 salvados de Orestes González, un récord que parecía intocable desde 2002.
*Dos años después, en la 50 Serie, el diestro de los Elefantes de Cienfuegos, Duniel Ibarra, salvó 27 juegos y rompió el récord de Vladimir García. En la campaña siguiente, el cerrador de los Piratas de la Isla, Dany Aguilera, igualó el récord en 36 juegos relevados, cuatro menos que Ibarra.
Además de salvar 25 de los 31 juegos que tomó con ventaja, Vladimir limitó a la oposición a un promedio de bateo de .169, el más bajo durante los primeros ocho años tras el regreso a la utilización del bate de madera en la Serie Nacional. Sin embargo, como solía suceder a nivel de liga e incluso con la conformación de los lanzadores en la selección nacional de Cuba, los relevistas no eran tenidos en cuenta como merecían. Usualmente, el mayor por ciento de lanzadores en el staff del team Cuba eran abridores durante la Serie Nacional, y luego asumían responsabilidades como relevistas.
El ejemplo más fehaciente de esa estrategia que se utilizó fue con el “Rascacielos Pinareño”, Pedro Luis Lazo Iglesias, quien implantó récord de 257 victorias en Series Nacionales y, durante 26 eventos con el team Cuba entre 1995 y 2010, registró una impresionante marca de 22-2 con 31 juegos salvados. Lazo, quien debutó realizando ambos roles, como abridor y relevista en Series Nacionales, terminó sus 20 temporadas con un 84% de juegos iniciados. En cambio, durante 15 años siendo uno de los principales lanzadores cubanos a nivel nacional e internacional, Lazo abrió solo el 10.2% de sus 98 juegos lanzados.
La arraigada concepción durante años de no promover a los relevistas naturales fue una de las principales razones por las que Vladimir García comenzó su transición a la rotación de abridores un año después de convertirse en el relevista más dominante y no ser tenido en cuenta para integrar la selección nacional. En los años siguientes, el cambio fue clave para los tres títulos nacionales que ganaron los Tigres de Ciego de Ávila durante las 51, 54 y 55 Series Nacionales. En esta temporada, 15 años después de su recordada transición de cerrador a primer abridor en la rotación de los Tigres de Ciego de Ávila, Vladimir García ha vuelto definitivamente al bullpen. A sus 35 años, se recuperó de lesiones en su brazo y está de regreso una vez más como pieza clave del equipo.
Este jueves, Vladdy subió al montículo del estadio Victoria de Girón y su actuación volvió a ser decisiva para los Tigres, a pesar de que admitió dos carreras limpias por boleto a Ariel Sánchez, sencillo de Yariel Duque y doble de Eduardo Blanco, combinado con un wild pitch. Aun así, Vladimir dominó a Adrián Pérez, y luego retiró el noveno episodio manteniendo la ventaja de una carrera para lograr el éxito de los Tigres, 4-3. Su velocidad ya no suele desafiar a sus rivales como en los mejores momentos de su carrera. El enfoque de Vladimir se está basando en el comando de sus pitcheos y la mezcla, a tal nivel que inició este jueves registrando la tasa de bases por bolas más baja de su carrera (2.4 BB/9).
Después de medirse ante el lineup de los Cocodrilos su efectividad ascendió de 1.48 a 2.60 en 17 ¹/₃ innings, pero sus oponentes le están promediando apenas .193, y un pobre OPS de .560. Con marca de 23-21, los Tigres cerraron esta jornada en el octavo lugar de la tabla de posiciones. El 52%, 12 de esos 23 éxitos, han sido impulsados por el dominio de Vladimir García, quien acumula 11 salvamentos (de los 18 del equipo) y una victoria.
Tal vez no era lo que se esperaba en el ocaso de su carrera, pero su regreso al bullpen se está convirtiendo en un movimiento clave para la clasificación de los Tigres a la postemporada.
(Foto: Vladimir García/Osvaldo Gutiérrez, periódico INVASOR)
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