Si has seguido la carrera del outfielder cubano de los Rangers, Adolis García, entonces no te sorprenderá ver con frecuencia dos de las principales tendencias que definen sus apariciones en home: ponches, muchos ponches pero, cuando golpea la pelota, prácticamente en la mitad de sus bolas puestas en juego ha logrado una alta velocidad de salida calificada.
Veámoslo así, de una forma más explícita:
-El 42.7% de las 1.067 apariciones en home de Adolis García en su carrera con los Rangers de Texas, han terminado por la vía de los strikes.
-El 41.1% de sus hits han sido extra bases.
-El 46.7% de sus extra bases han sido jonrones.
-El 45.9% de sus bolas puestas en juego han sido consideradas como “conexiones contundentes”.
Entonces, todo es fácil de calificar: Adolis fue en 2021 un bateador de “todo o nada”, lo mismo que “fallar el swing o siempre golpear para aplastar la pelota”. Esa filosofía llevó a Adolis hasta un All-Star el año pasado, pero luego, ¿recuerdas lo que sucedió en la segunda mitad de temporada? Bueno, ya sabes… la oposición encontró más agujeros en el swing que estaba destrozando lanzamientos desde mediados de abril.
Y, luego, por supuesto, la presión interna y externa comenzó a hundir el barco. Adolis, como le sucede a los novatos, tenía a su favor varios puntos positivos: no estaba asumiendo responsabilidades en el centro del line up de un equipo al que se le exigía ganar e ir en busca de un banderín Divisional. Sin discutir si la organización de los Rangers demoró el proceso de subir a Adolis desde Ligas Menores para que iniciara en el roster o no, lo importante era ver el explosivo progreso del outfielder natural de Ciego de Ávila.
Todo lo que se esperaba y más sobre el breakout de Adolis, podría decirse, era un escenario esperado para los Rangers. De hecho, el descenso general en la producción ofensiva de Adolis durante la segunda mitad de temporada en 2021 era razonable. ¿Punto número uno?: Nunca se había enfrentado a un alto ritmo de juego a primer nivel desde que debutó en MLB con los Rangers de 2020.
Punto dos: Volvemos al inicio, cuando hablamos sobre las tendencias de Adolis a mantenerse explotando su talento legítimo y las habilidades naturales que posee gracias a su capacidad atlética.
Al final, 3.8 bWAR, .100 OPS+, 31 jonrones, 90 remolcadas y 16 bases robadas en 21 intentos durante 149 juegos fueron resultados sobresalientes que impulsaron a Adolis García hasta terminar en el cuarto puesto de las votaciones por el premio de Novato del Año de la Liga Americana, honor que recibió su compatriota de los Rays, Randy Arozarena.
Después de una primera temporada reveladora, Adolis enfrentaba varios retos de cara a esta campaña de 2022: mantenerse en la élite entre los mejores outfielders del juego, responder a su liderazgo ganado con los Rangers y ajustar la mayoría posible de las deficiencias en 2021, eran parte de las principales proyecciones de “El Bombi” con los Rangers.
Aunque la primera mitad de temporada de Adolis no resultó tan productiva como la del año pasado, se pueden apreciar varios éxitos luego de 117 juegos. El Bombi se está ponchando menos, ha probado un ligero ascenso en su registro de bases por bolas y su BABIP (Average de Bolas Puestas en Juego) ha aumentado de .306 a .318. También está golpeando más fuerte la pelota (92.0 EV vs. 90.8 mph), y sigue siendo brillante como corredor y fildeador. Sin embargo, la gran diferencia en el rendimiento de Adolis, aunque su oWAR (versión de WAR de Baseball-Reference) ascendió de 2.1 a 2.7, ha estado en su ritmo.
Tras la experiencia de 2021, El Bombi ha podido realizar sus ajustes con más eficacia, y la gran prueba del éxito es que ha estado entre los principales titulares de los peloteros cubanos en MLB desde el pasado 3 de agosto: sí, la racha de 18 juegos consecutivos bateando de hit. De acuerdo, 18 aún está a seis del récord para bateadores cubanos, hazaña que protagonizó Rafael Palmeiro con los Orioles de 1994, quien bateó 35 hits y exhibió imparable línea de .372/.429/.660 (1.088 OPS) entre el 23 de abril y el 22 de mayo. Ahora que llegamos hasta aquí, recordando a Palmeiro, ¿podemos dar un rápido viaje en el tiempo a 1994? Aquel año, Palmeiro comenzó la primera de siete temporadas con los Orioles de Baltimore, antes de terminar su carrera a los 40 años en un segundo regreso durante 2004-2005, mientras buscaba el ansiado hit 3,000*.
*Palmeiro bateó 3,020 hits, 585 fueron dobles, 569 jonrones, y en su última campaña logró sobrepasar la cifra de 1,800 RBIs, además de que sus 43 bases por bolas lo colocaron con el envidiable registro de más boletos (1353) que strikeout (1348) recibidos a lo largo de 1,2046 juegos jugados en 20 temporadas. Sobre su oscuro capítulo como consumidor de esteroides podríamos profundizar en otra columna, pero… ¿qué te sugiere la impresionante cifra de más de 1,300 bases por bolas recibidas, acumulado que superó el de los ponches?
Después tener la mejor temporada de su carrera con 37 jonrones, 105 impulsadas y 124 anotadas que lideraron la liga en 1993, Palmeiro, de 28 años, dejó de ser la prioridad comercial de los Rangers de Texas.
“No lo voy a ocultar: quería quedarme en Texas”, dijo Palmeiro al Washington Post, tras convertirse en el nuevo primera base de los Orioles en la temporada de 1994. “Ahí es donde me establecí. Ese es mi hogar. Pero tengo que mirar hacia adelante ahora. Estoy en una gran situación, con una gran oportunidad de estar en un equipo ganador. Tengo el trato que quería”.
Palmeiro agregó que los Vigilantes nunca tuvieron la intención de volver a firmarlo. “Los propietarios querían firmar a Will Clark”, dijo el inicialista cubano, que emigró junto a su familia a Miami con tan solo seis años. “Podrían haberlo hecho (volver a firmar a Palmeiro) si hubieran querido, pero nunca quisieron volver a firmarme. Me tendieron una trampa. Me dieron una oferta que sabían que no aceptaría. Hicieron una oferta para molestarme... Todo estaba planeado para que me alejaran”.
Y así comenzó la carrera de Palmeiro en Baltimore, con el afán de demostrar cuánto podría significar para cualquier equipo de béisbol, pero sobre todo, como un Ranger. A inicios de aquella temporada de 1994, hace 28 años, Palmeiro rubricó el actual récord de bateadores cubanos en MLB con más juegos consecutivos bateando de hit, una marca que ahora está en la mirilla de otro Ranger, su compatriota Adolis García. La seguidilla de Palmeiro comenzó el 23 de abril de 1994, cuando bateó de 5-3 ante Seattle, un día después de irse de 2-0 con par de bases por bolas.
Durante la racha, Palmeiro produjo línea de .372/.434/.660, con 1.094 OPS, .403 BABIP, seis jonrones y 14 remolcadas en 25 partidos —24 de ellos como titular—, mientras los Orioles transitaron con marca de 14-11. La hazaña fue quebrada por los lanzadores de Milwaukee el 23 de mayo, exactamente un mes después, tras irse sin hits en cuatro veces al bate (aunque caminó una vez) en un éxito por 5-3 de Baltimore.
Palmeiro había bateado de 5-2 en la tarde anterior en un partido que los Orioles ganaron por 6-5 en 10 entradas para evitar la barrida de los Yankees durante una serie de tres partidos en Yankee Stadium. En su primer enfrentamiento ante el zurdo abridor de los Yankees, Jimmy Key* en la entrada inicial, Palmeiro golpeó un sencillo de rolling al left field entre tercera (Mike Gallego) y short (Randy Velarde), conexión que hizo historia: 38 años después, rompía el récord de 23 juegos bateando de hit de Minnie Miñoso.
*Key fue un zurdo cinco veces All-Star, que ganó par de anillos de Serie Mundial con Toronto en 1992 y cuatro años después lanzando para los Yankees de 1996. En 1994, Key lideró la MLB con 17 victorias, durante la segunda de cuatro temporadas donde registró marca de 48-23 y 3.68 PCL con los Yankees de New York.
El récord del “Cometa” Minnie trascendió por casi 39 años, y el reinado de Palmeiro cumplió 28 el pasado 22 de mayo. ¿Adolis García hará historia con su nueva marca? Esa es una pregunta que no pocos nos estamos haciendo. A seis juegos de empatar el récord de Palmeiro, el reto parece cerca numéricamente, pero en realidad, no ha sido nada fácil lograrlo.
En las últimas tres décadas, nadie ha estado más cerca de José Dariel Abreu, quien registró 21 juegos bateando de hit en su temporada como novato con los White Sox en 2014 (Del 6 de julio al primero de agosto), y seis años después cuando se quedó a dos juegos de igualar a Palmeiro en 2020 (Del 16 de agosto al 9 de septiembre).
Esta noche, Adolis volverá a la acción con los Rangers, quienes juegan para desdichada marca de 55-66. Así que, en honor a la verdad, y sé que Adolis quiere ayudar a ganar a los Rangers, no parece haber otro incentivo más alentador que mantener su racha de juegos bateando de hit. De eso se trata el béisbol a cualquier nivel: competir, sentir inspiración, tener metas… superarse. Y eso es todo lo que está haciendo Adolis, demostrar que aún puede exhibir más de sus habilidades.
El año pasado, sobre todo después de una brillante primera mitad de temporada, Adolis se fue sin hits en 51 de sus 149 juegos, para un 34.2%. ¿Este año? Van sólo 35 juegos sin hits de sus 117, el 29.9% y, ya sabes: ha rociado al menos uno de ellos en sus últimos 18 juegos desde el pasado 3 de agosto.
Y ese, por supuesto, es el gran mensaje de este admirable segundo año de Adolis García como pieza clave en el line up de los Rangers: está progresando, y va camino a ser un jugador cada vez más completo en el futuro.
La experiencia y los momentos difíciles que atravesó El Bombi en el verano del año pasado, se han convertido en el combustible para regresar más fuerte. Esta noche veremos si la seguidilla de hits puede continuar ante los lanzadores de Minnesota, aunque la gran historia aquí seguirá siendo cada muestra de talento que Adolis García parece traer como adelanto de un prominente futuro en las Grandes Ligas.
(Fotos: Adolis García/Getty Images)
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