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Foto del escritorYirsandy Rodríguez

Nasty Néstor Cortés Jr. y otro sensacional capítulo de dominio


(Foto: Néstor Cortés Jr./Dustin Satloff, GettyImages)

La conversación, desde julio pasado, no ha sido sobre la velocidad. A diferencia de la mayoría de los lanzadores en MLB, cuando hablas de “Nasty” Néstor Cortés Jr., tienes que, incluso, imaginarte lo menos inconexo si de picheo y enfrentar bateadores de Grandes Ligas se trata.


Nasty—uno de los apodos más divertidos en el Big Show—, puede hacerse indescifrable por sus movimientos en el montículo, y hacer que su brazo haga girar la pelota con la sagacidad de un pintor para bordear los límites en las esquinas de la zona de strike. Sí, tampoco es que su bola rápida de cuatro costuras es tan fácil de golpear: puede tocar las 93-94 mph, aunque la gran ventaja de Nasty es la forma en que la mezcla con sus mejores ofertas disponibles para cada matchups.


Bola rápida de cuatro costuras, cutter, slider, cambio de velocidad, diferentes wind up, algunos más rápidos o lentos dependiendo si hay o no corredores en posición anotadora, variedad de túneles para lanzar la pelota… y un suspicaz arte, a veces indescifrable para los bateadores. No, no es magia, ni David Copperfield. Es Néstor Cortés Jr. Y, desde luego, esta es una buena pregunta: ¿Nasty tiene todo el prototipo del lanzador ideal de poder que soñamos alguna vez, no sé, quizás un as zurdo al nivel de CC Sabathia, David Wells o Randy Johnson?


No, por supuesto. ¿Pero sabes qué está sucediendo? Los bateadores están comparando el manto dominante que trae con la casta de los grandes lanzadores. Es, como definió el manager de los Yankees, Aaron Boone, “creo que el primer ponche del juego, para Semien, parecía desaparecer por allí, como un slider de Steve Carlton”.


Simplemente, está sucediendo: Cortés Jr. es uno de los pícheres más dominantes del juego.


La idea cada vez más está dejando de ser un espejismo. Sin el poder acostumbrado que lucen los lanzadores en esta era de los ponches o el físico atlético del típico as imponente sobre la loma, Cortés Jr. está desmitificando cualquier concepto que subvalore la inteligencia sobre las condiciones y capacidades físicas de un lanzador. Obviamente, la mayoría de los lanzadores en MLB tienen un prototipo, y estoy seguro de que está lejos de querer ser como Cortés Jr. Sin embargo, el gran mensaje aquí sobre lo que está logrando Nasty, se trata de cómo lo está haciendo. En 24 ⅔ innings antes de este lunes, su efectividad estaba en 1.82, y había ponchado a 31 bateadores.


Si no estás satisfecho con lo que dicen estos números periféricos, podemos hojear algunas métricas interesantes: inició este lunes con el cuarto xBA permitido más bajo, apenas .194, entre 124 lanzadores calificados que han enfrentado al menos a 90 bateadores en esta campaña.


Dylan Cease lidera ambas métricas, xBA (.161) y xSLG (.259), y Cortés Jr. aparece en el séptimo puesto con xSLG admitido de .331, en un ranking donde el promedio es de .436. Investigué xBA y xSLG, porque usualmente muestran más perspectiva del promedio de bateo y el slugging de los oponentes contra los lanzadores, ya que cada métrica se basa en registrar la probabilidad real de hit de un bateador con cada pelota puesta en juego. Cualquiera podría preguntarse cómo lo está logrando. ¿Qué efecto alcanzan los lanzamientos de Cortés Jr. para evadir los swings de tantos bateadores de élite?


Probablemente esa fue una de las preguntas de Marcus Semien este lunes en una tarde soleada en Yankee Stadium, después de balancear su bate contra un cutter punzante de 87.7 mph de Cortés Jr., que se hundió del centro de la zona de strike hacia adentro. Semien dio un giro completo de caderas y terminó marchándose de espaldas a Nasty, emitiendo frustración con movimientos de negación mientras se alejaba del plato. Luego, cuatro picheos después, la próxima víctima fue el compatriota de Cortés Jr., Adolis García.


El único swing de “El Bombi” fue en cuenta de 1-1, pellizcando un cutter de 88 mph. En 1-2, Cortés Jr. sorprendió a Adolis con una bola rápida de cuatro costuras de 93 mph en la esquina baja interior, y el umpire principal, el dominicano Ramón De Jesús, no tuvo reparo en despedir al cubano con el strike tres. Corey Seager, en el corazón del lineup de los Rangers, haló un cutter de 86 mph y entregó un rodado de apenas 77.1 mph que superó la media luna, hasta encontrarse con el guante de Gleyber Torres en lo corto del rightfield.


Antes de llegar al dugout, el umpire principal revisó la mano izquierda de Cortés Jr., para saber si estaba utilizando alguna sustancia prohibida. Nasty, amablemente, le mostró sus dedos a De Jesús, y siguió rumbo a la cueva de los Yankees, dando inicio a otra tarde fantástica.


A partir de ese primer inning con nueve picheos y siete strikes, Cortés Jr. comenzó a atravesar el lineup de los Rangers. Regaló un boleto en el segundo capítulo, pero luego retiró en fila a los siguientes tres bateadores, incluyendo a otro compatriota, el pinero Andy Ibáñez, quien cedió un rodado a tercera de apenas 69.4 mph en la velocidad de salida. El tercer inning fue exigente para Nasty, quien debió gastar 18 picheos. Sin embargo, tras llevar a Charlie Culberson, Eli White y Marcus Semien hasta la cuenta de 3-2, ya Cortés Jr. había descubierto los problemas de los Rangers contra su cutter: ¡ponchó a los tres bateadores!


-Cutter de 86 vs Culberson

-Cutter de 85 vs White

-Cutter de 87 vs Semien



Mira, Culberson salió convencido de que su swing quedó indefenso. White estaba consciente de que su swing se hundió pero no podía renunciar a tiempo. Y, por segunda vez en el partido, Semien, uno de los intermedistas más completos de la Liga Americana, parecía molesto una vez más sin golpear. Con apenas ocho picheos, Nasty mandó a dibujar el cero del cuarto inning, y el murmullo sobre el “No-hitter” comenzó. Adolis García se ponchó con dos bolas rápidas y un cutter. Seager, sin dudas, estaba adivinando, y Nasty tiró una slider de 75 mph para reafirmar las sospechas: su swing se desvaneció, mientras intentaba detenerlo cuando las manos cruzaron el home. Seguidamente, Jonah Heim haló con furia y soltó un balazo a 105.6 mph, que produjo una probabilidad de éxito de apenas .310 xBA, antes de ser capturada por Gleyber Torres para un out de rutina, vía 4-3.


El abridor de los Rangers, Jon Gray, no pudo sobresalir al nivel de Cortés Jr., quien iba extendiendo el “no-no” hasta el quinto inning, pero cerró el cuarto episodio con ponches a Anthony Rizzo y Giancarlo Stanton, imponiendo su bola rápida asentada a 95.5 mph, además de 132.7 rpm promedio en todos sus picheos de la tarde.


¿Quinto capítulo? ¡Que viaje! Unos 15 picheos para tres outs, dos rodados y un ponche que molestó a Kole Calhoun, pero el lanzamiento de 91 mph fue un hermoso strike en la zona baja justo encima del home. ¡Quince outs consecutivos y cero hits, cero carreras!



En el sexto, tras un boleto a White, Semien registró su mejor turno de la tarde, un elevado intrascendente a la inicial, que viajó a 89.1 mph bajo los ardientes rayos de sol en Yankee Stadium. Dos outs. Y, bueno, otra vez Adolis se ponchó sin hacerle swing a la pelota, algo bastante extraño. Nasty rasgó la esquina baja exterior con su bola rápida de 92 mph, en cuenta de 0-2, y Adolis se mostró indeciso. Realmente, era un lanzamiento bastante difícil de sentenciar, pero el umpire principal De Jesús, fue acucioso con esa zona durante toda la tarde.


En otras palabras, parecía como si Adolis se hubiese sorprendido más que De Jesús, otra evidencia de que los lanzamientos de Cortés Jr. pueden provocar confusión. Si nos guiamos por el cuadro de la zona de strike en la transmisión televisiva de YES Network, el lanzamiento se ve ligeramente afuera de la zona, cierto. Pero el hecho aquí, es que Nasty sorprendió a Adolis con esa bola rápida, como lo hizo en el primero de sus tres ponches durante la tarde de este lunes.


Por supuesto, no lo hemos olvidado: ¡el no-no llegaba a seis ceros! Y entonces llegó el séptimo capítulo. La adrenalina sube. El pensamiento estratégico, luego de enfrentar tres veces al lineup oponente, suele ser más exigente. El aumento en la acumulación de lanzamientos genera desgaste. La ansiedad por mantener el No-hitter, en incontables ocasiones, se convierte en el principal enemigo del pícher. Cortés Jr., de alguna manera, encontró la fórmula para superar el séptimo desafío. Obsequió par de boletos, pero resolvió la situación con un ponche ante Ibáñez y un rodado a segunda de Calhoun, que en condiciones normales, sin el shifts defensivo con Gleyber Torres entre primera y segunda, habría roto el hechizo de Nasty.


¡18 outs! Y, aún, ¡el no-no!


Con su lanzamiento número 97 del juego, Cortés Jr. ponchó a Culberson, lanzando la clásica bola rápida de Nasty Néstor: un movimiento de brazo que parece cruzado, comenzando su wind up desde la esquina derecha de la tabla de lanzar, pero apuntando con fino comando hacia la esquina alta exterior de la zona de strike. Un out, y Eli White subiendo al plato. Si hubo un bateador con probabilidades de conectar y tener éxito contra Cortés Jr., fue White. Durante toda la tarde, vio 12 picheos en dos turnos al bate, donde tomó boleto y ponche.


Cuando Nasty lo ponchó en el tercer inning, le tiró sólo cutters una vez que cayó debajo en la cuenta. Las bolas rápidas siempre parecieron destinadas para motivar la persecución de White, en diferentes puntos del plato. Sin embargo, después de llevarlo a cuenta de 0-2, White resurgió y terminó golpeando el primer hit de los Rangers. Cortés Jr. lanzó una bola rápida interna de 92 mph y, aunque el swing de White impactó la pelota a sólo 78.9 mph, consiguió caer en lo corto del centerfield, territorio donde fue inatrapable.


Aun así, esta fue una gran línea final: 7 ¹/₃ inning, un hit permitido, cero carreras, 11 ponches y cuatro boletos, una joya que pasará a la historia junto a la memorable apertura de Luis Tiant Jr. lanzando (7 IP, 1 H, 11 K, 2 BB) para los Indios de Cleveland vs. los Yankees de New York, el 25 de septiembre de 1965.


Cortés Jr. se lamentó y, aunque fue ovacionado por los fanáticos de los Yankees mientras caminaba hacia el dugout, no estaba conforme con la bola rápida que cedió ante White. De cualquier manera, fue otra impresionante demostración de la capacidad de Nasty para retar a los bateadores a base de inteligencia. Con 103 picheos, Cortés Jr. no sólo redujo su efectividad a 1.41 y dejó el promedio de sus oponentes en .177 BA: exhibió, sin altas velocidades ni dotes en el spin rate de sus picheos, la capacidad de un verdadero as sobre la lomita.


No pocos creen que la tasa de ponches de un lanzador puede resumir todo su potencial. Sí, nos encantan los ponches y el poder, pero mientras el juego se mueve constantemente, la pura esencia de un lanzador siempre será retar, atacar y buscar dominio sobre sus oponentes. Y, al menos en este inicio de temporada, eso es todo lo que hemos visto de Cortés Jr. en cada salida con los Yankees.


A menudo, los bateadores oponentes se sienten frustrados por no poder alcanzar o golpear con fuerza sus picheos. ¿Cómo podemos cuantificar eso? Es imposible, pero los ajustes serán prioridades fijas en sus próximos enfrentamientos.


“Trabajó muy bien el fondo de la zona”, dijo Marcus Semien, quien parecía anonadado esta tarde, tras poncharse par de veces y encontrar consuelo en su swing únicamente cuando cedió el segundo out del sexto inning con un elevado manso al mascotín de Anthony Rizzo. “Tienes que honrar esa bola rápida en la parte inferior, y luego lanza un cutter justo debajo de ella, es una fórmula para el éxito”.


Adolis, probablemente, aún esté revisando los videos de cada turno contra su compatriota Cortés Jr., en gran medida porque el zurdo del Surgidero de Batabanó congeló su swing.


Seager entendió, después de abalanzarse ante el primer picheo que, la agresividad de sus rivales, suele ser un oasis para Cortés Jr. Y así, sucesivamente, es bastante difícil que después de este lunes los Rangers no comenten sobre el secreto del zurdo cubano.


Ahora, con 42 ponches y apenas cinco carreras limpias permitidas, es bueno recordar que ningún lanzador de los Yankees ha podido tener un inicio como Cortés Jr. en seis aperturas. ¡Ninguno! ¿Cuántos nombres te imaginas?


El último lanzador zurdo de los Yankees con al menos 22 outs, un hit permitido sin carreras y 11 ponches, fue David Wells, cuando lanzó un Perfect Game el 17 de mayo de 1998 contra los Twins de Minnesota. No creo que ninguno de nosotros se atreva a comparar a Wells con Cortés Jr., pero el trabajo dominante que está extendiendo el cubano habla por sí solo.


Este lunes en Yankee Stadium, fue una más de esas razones por las que Néstor Cortés Jr. se está convirtiendo en uno de los lanzadores más seguros de los Yankees. No es su bigote, ni sus movimientos a veces extravagantes antes y después de lanzar la pelota, ni la manera en que frota la bola antes de encontrar cada mágico agarre: ¡es el sensacional Nasty Néstor en acción!


Y eso es todo lo que esperaban los Yankees.


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