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Foto del escritorYirsandy Rodríguez

La historia sin fin



A través de los años, cuando la selección nacional de Cuba ha estado de gira en eventos internacionales de béisbol, algunos amigos me han pedido pronósticos sobre lo que podría suceder.


Si has seguido al team Cuba en la última década, sabrás la razón por la que mis amigos no preguntan sobre temas relacionados con posibles probabilidades de victorias. Todos hemos definido la situación como “La historia sin fin”, ya que la racha de derrotas y actuaciones decepcionantes han sido titulares frecuentes. Este domingo en el Andre Rodgers Baseball Stadium, el destino del team Cuba no cambió en Nassau: Puerto Rico se llevó el éxito por 9-4 en la final de la IV Copa del Caribe de Béisbol.


Dirigidos esta vez por Armando Johnson, Cuba terminó con marca de 4-2 en seis juegos, ambas derrotas contra los puertorriqueños bajo el mando del ex slugger de Grandes Ligas, Juan Igor González. Por supuesto, la noticia no creo que haya sorprendido a quienes seguimos el accionar de la selección cubana en estos tiempos. De hecho, el desafío anterior contra Puerto Rico derivó en un revés por 6-0, donde el lineup de Cuba produjo apenas un hit.*


*Fue un sencillo del intermedista y leadoff Santiago Torres, quien bateó de 2-1, mientras el resto del lineup terminó de 22-0.


Después de lanzar 6 ⅓ innings con cuatro ponches y un 71% de strikes, el diestro de 31 años, José Carlos Burgos, era el abridor ideal de Juan Igor González para discutir el título del evento. En cuatro entradas, Burgos cometió un solo pecado entre sus 51 picheos a la mascota del cátcher Rubén José Castro: Alexquemer Sánchez fue el verdugo que se encargó de aprovechar el desliz, produciendo un jonrón solitario para abrir el marcador a favor de Cuba, 1-0.


Por un tercio de juego, la tendencia de abrir perdiendo los partidos decisivos cobraba otro matiz. El diestro capitalino, Pavel Hernández, se erguía dominante en el montículo con cuatro ponches sin admitir hits en su primer reto contra el lineup puertorriqueño. Sin embargo, como ha ocurrido en incontables eventos internacionales de los equipos Cuba durante el reciente lustro, todo se derrumbó: Puerto Rico se postuló para el trono de la IV Copa del Caribe con un rally de siete carreras en el final del cuarto capítulo.


La hegemonía de Pavel Hernández se esfumó y, acto seguido, el desfile del bullpen bajo el bombardeo boricua soportó un martirizante ramillete de cuatro carreras después de dos outs. Cuando el antesalista y tercer bate de los puertorriqueños Reynaldo Luis Navarro clavó un sencillo en el center para poner el score 7-1, podíamos decir que la final había terminado. Tras siete entradas completas, los boricuas ganaban 9-1.


Si algo podía decirse a favor de los cubanos, era que nunca se dieron por vencidos. Desde el jonrón de Alexquemer en el segundo inning, el lineup cubano embasó corredores en todas las entradas. O sea que, las críticas de la afición por el impacto ofensivo no era el tema recurrente esta vez. Cuba bateó 12 hits y cuatro extra bases, pero volvió a ser un caos la asignatura de producir carreras con hombres en posición anotadora.*


*Alexquemer Sánchez empujó tres de las cuatro carreras de Cuba, que terminó dejando a nueve corredores en bases.



A diferencia de la poco oportuna ofensiva cubana, Puerto Rico produjo nueve carreras con igual número de hits, ocho de ellos sencillos. Cinco de las nueve anotaciones, los boricuas las anotaron bajo la presión de asumir turnos al bate con dos outs. De eso se trata el béisbol: generar situaciones, embasar corredores, aprovechar las oportunidades y ceder lo menos posible en los fundamentos del juego.


En el duelo decisivo, Puerto Rico supo imponerse con un bateo oportuno, defensa impecable y, sí, el otro punto del cual Cuba adolece frecuentemente en eventos foráneos: el dominio del abridor y los relevistas. Detrás de Burgos, quien aseguró cuatro entradas y cerró admitiendo una sola carrera ante Cuba en 10 ⅓ innings, el bullpen boricua completó el trabajo.


Si analizamos la eficiencia, puedes notar las tendencias que marcaron la diferencia en el partido final: Puerto Rico lanzó solo dos bases por bolas con 127 picheos durante las nueve entradas. ¿Cuba?: a excepción del último relevista utilizado por Mandy Johnson, Andy Vargas, los otros cinco lanzadores se combinaron para otorgar nueve boletos.


Entre las principales fortalezas de esta joven selección nacional con edad promedio de 26 años, el picheo terminó sacando la peor parte, aunque fueron apenas seis partidos. Aun así, el camino al éxito de Cuba no se ciñe en un solo factor de juego. Una vez más, la fórmula no consiguió ser lo suficientemente competitiva como para obtener el título en un torneo que está lejos de calificar entre los más desafiantes.


Eso sí, una victoria del team Cuba en esta IV Copa del Caribe de Béisbol al menos hubiese oxigenado el desconcertante resultado internacional que arrastra el béisbol cubano.


Es inevitable: La historia sin fin continúa.


(Foto: Manuel Frías/Grupo de WhatsApp de noticias de la COCABE)


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