La historia inicial del año pasado no se repetirá.
Con el éxito por 4-1 en el Juego 2, los Cocodrilos de Matanzas no volverán a estar debajo 2-0 en la final contra los Alazanes de Granma, como ocurrió cuando perdieron los Juego 1 y 2 el año pasado en el terreno neutral del estadio José Antonio Huelga.
Podrá parecer intrascendente, tómelo como desee: pero hay una gran diferencia histórica y real en abrir debajo 0-2 la final en el béisbol cubano durante cualquier época en los últimos 30 años. Las probabilidades de victoria para el equipo que abre la final ganando 2-0, han sido prácticamente mínimas. De hecho, en 19 series finales que han iniciado 2-0, sólo tres equipos lograron remontar y ganar el título:
(7 Juegos) 4-3: SCU-IND | FINAL/38 SNB: IND, 8-7 SCU
(7 Juegos) 4-3: IND-VCL | FINAL/49 SNB: VCL, 3-0 IND
(7 Juegos) 4-3: GRA-LTU | FINAL/57 SNB: LTU, 11-4 GRA
Santiago de Cuba, Industriales y Granma, han sido los únicos tres teams que consiguieron cambiar la historia de un inicio aciago en finales, pero el 84.2% de las restantes finales terminaron con el éxito para el equipo que tomó ventaja 2-0.
A diferencia del destino en las series que han iniciado 2-0, 10 de las 13 (76.9%) que abrieron 1-1, se extendieron hasta al menos seis juegos, y tres de esas 10, alcanzaron el máximo de siete duelos.
Entonces, ¿realmente esperabas otro inicio 2-0 de los Alazanes sobre los Cocodrilos? Cualquiera que fuese tu respuesta, la realidad antes del Juego 2 de esta final, era que los actuales campeones volvían a salir favoritos después de apalear por 13-6 con 17 imparables a Matanzas en el Juego 1.
Los Alazanes vencieron de manera convincente, apoyados sobre todo en el trabajo bateo-defensa. Aun así, los Cocodrilos dieron varias señales de su poderío ofensivo en el Juego 1, a pesar de que por primera vez después de ocho triunfos consecutivos, el bullpen fue bombardeado sin poder utilizar a sus lanzadores de primera línea.
La paliza de los Alazanes no se trató de un simple partido de béisbol en el “que salieron bien las cosas”: fue, de principio a fin, el resultado positivo de varias jugadas tácticas ejecutadas a un alto nivel dentro del terreno de juego. Quizás, de un solo índice pudiéramos obtener parte de la principal clave ofensiva: Granma bateó de 16-11, para promedio de .688 con corredores en posición anotadora durante el Juego 1.
¡Esa es una efectividad hilarante! ¡.688! Incluso en videojuegos, sería casi imposible. Pero sucedió. Y cuando ves ese promedio, puedes derivar el gran trabajo en colectivo:
1) La disciplina en el plato para definir los turnos con mejores lanzamientos.
2) La habilidad de casi todos los bateadores para golpear la pelota con inteligencia.
3) El trabajo de los corredores, otro aspecto que no podríamos olvidar a la hora de evaluar la efectividad del line up de los Alazanes.
4) El enfoque, una filosofía que se ha generalizado, y puede verse a través de las ejecuciones de elevados o toques de sacrificios.
No es “magia” ni “ficción”, en realidad, el secreto del éxito de los Alazanes está en la “disciplina táctica” de bateadores/fildeadores y pichers, extendida a un nivel que supera la eficiencia de casi todos los equipos contendientes a día de hoy en el béisbol cubano. Sin embargo, en el playoff por la discusión del título, con los dos equipos más competitivos de esta 61 Serie Nacional, es difícil no esperar escenarios alternativos.
El pasado viernes, los Alazanes de Granma brindaron su exhibición de poder, empatando el añejo récord de Santiago de Cuba entre 2007-2008, con 13 victorias consecutivas jugando en casa. Esa fue la gran historia en el Juego 1, pero no podemos olvidar que, cuando los Cocodrilos se acercaron por 6-4 a mitad de esa primera batalla, su situación apremiante con el bullpen evitó que arriesgaran a los mejores lanzadores disponibles en desventaja.
Ese destino cambió para el Juego 2. Los Cocodrilos recibieron el admirable apoyo de Yadir Drake, quien viajó en tiempo récord desde México para darlo todo por el éxito del equipo este sábado ante los Alazanes. El zurdo espirituano Yamichel Pérez, uno de los principales lanzadores del staff de Matanzas, asumió el reto sobre la loma, y los resultados superaron las expectativas.
Yamichel encabezó el camino con acucioso equilibro entre comando y agresividad para lanzar strikes, al punto que gastó apenas 68 picheos en sus primeras seis entradas. Admitió solo tres hits—todos sencillos—y, después de dominar a Iván Prieto con rolling a tercera, puso el séptimo capítulo con dos outs.
Antes de adentrarnos en un inning que fue clave para los Cocodrilos, ese séptimo capítulo, es justo destacar el gran trabajo del zurdo de los Alazanes, Leandro Martínez, quien mantuvo el duelo sin carreras contra Yamichel. El trabajo de Leandro es admirable. A diez días de cumplir 43 años, Leandro lucía el comando más eficiente de la liga, con 1.5 BB/9 en 88 ⅔ innings antes del Juego 2 de la final este sábado. Su tasa de 4.6 K/9 parece gigantesca cuando comparamos la increíble frecuencia de un boleto cada 24.1 bateadores enfrentados este año.
A pesar de que había sobrepasado la frecuencia de 15 picheos por entrada, Leandro dominó de 14-4 a la tanda de primero a quinto de los Cocodrilos, hasta que fue sustituido por Kelbis Rodríguez, quien dominó a Erisbel Arruebarena con elevado al centerfield para el tercer out del séptimo episodio.
En la parte baja del “lucky seven”, los Alazanes salieron delante quizás de la manera más inesperada. Alexquemer Sánchez se desquitó de un ponche en el cuarto inning, y sacudió sencillo al right después de dos outs. Acto seguido, avanzó a segunda por un wild pitch, pero mientras corría como un bólido hacia la intermedia, se percató de que el cátcher Roberto Loredo no había localizado a tiempo la pelota. Alexquemer pisó segunda y siguió hasta la antesala, con la agresividad que lo caracteriza, hasta deslizarse sin que Jefferson Delgado pudiera hacer absolutamente nada. Loredo realizó un tiro innecesario a tercera, la pelota se escapó hasta la zona de foul por el leftfield, y Alexquemer no se detuvo hasta deslizarse en el plato.
La fanaticada estalló de alegría en el estadio Mártires de Barbados, y un sencillo al left de Yulian Milán marcaba el final de Yamichel Pérez, quien parecía desconcertado en el montículo después de extender tanto dominio. Esta vez, con desventaja de 1-0, el manager de los Cocodrilos, Armando Ferrer, envió al montículo a su principal relevista en esta postemporada, el veterano cienfueguero Noelvis Entenza. Al primer lanzamiento, el swing de Darián Palma se desvaneció y entregó un rodado que devoró Arruebarena por el centro del campo. Los Alazanes anotaron una sola carrera, y esa sería la única cabalgada en el Juego 2.
Pero antes de que Entenza lanzara su candidatura al MVP del juego con otro relevo para silenciar a sus oponentes en estos playoffs, Yariel Duque en rol de emergente remolcó el empate conectando un estacazo de dos bases a los confines del jardín central. Yadir Drake, que abrió el inning negociando boleto en un turno de seis picheos, anotó sin contratiempos desde la inicial. Con un out y la carrera de la ventaja en segunda, el “héroe imprevisto” de la tarde, Roberto Loredo, era anunciado antes de entrar al plato.
Desde que asumió la titularidad para reemplazar al cátcher regular de los Cocodrilos, Andrys Pérez, quien participa con el team Cuba en el Pre-Mundial de Aguascalientes, México, Loredo ha registrado prácticamente la mitad (22) de todas las apariciones en home (64) que sumaba en su carrera de seis Series Nacionales. Antes del Juego 2 de esta final, el cátcher capitalino se había ponchado siete veces en la actual postemporada, para una tasa de 31.8%, pero si vas a confiar en lo que eso indica, ¿por qué entonces no daríamos valor a su efectividad del 40% de corredores impulsados en posición anotadora?
Sí, a veces en los playoffs, hay jugadores que nos sorprenden, y en no pocas ocasiones se subvalora el lado inverso de los números o el historial de un jugador: todos pueden brillar. En otras palabras: siempre que existe la oportunidad, los jugadores simplemente tienen que aprovecharla. Y Loredo ha superado las expectativas, tanto a la ofensiva como en el trabajo de la defensa, apoyando a los lanzadores detrás del home.
Sin ninguna experiencia en playoffs, más allá de vivir los momentos de tensión que nos envuelven a todos desde una vista panorámica calentando con los lanzadores del bullpen, Loredo protagonizó uno de los turnos cruciales en el éxito por 4-1 de los Cocodrilos durante el Juego 2.
Después de ver nueve picheos del relevista de los Alazanes, el diestro Yoel Mojena, Loredo conectó una línea sólida de hit al centro del campo, que produjo la carrera de la ventaja 2-1 para Matanzas. La base de turno también estuvo en la confianza que le depositó Ferrer a Loredo, quien ha asumido el difícil trabajo como cátcher titular, después de haber jugado apenas el 6.2% (40) de los 642 ¹/₃ innings del equipo durante la temporada regular.
Con ventaja de una carrera, Entenza le dio continuidad al enfoque clave de Yamichel Pérez: su dominio ante el primer bateador del inning. Entenza abrió la octava entrada con un ponche en tres picheos contra el leadoff de los Alazanes, Yosbany Millán, out que se convirtió en el séptimo abriendo entrada. Luego retiró al consistente Osvaldo Abreu, pero le otorgó boleto a Guillermo Avilés. En cómoda cuenta de 3-1, Carlos Benítez clavó un sencillo de rolling por el centro del diamante, que envió a Avilés hasta la antesala.
Dos outs, el marcador 2-1, y corredores en las esquinas. Los Alazanes, que batearon astronómicamente de 16-11 (¡.688!) en el Juego 1 cuando encontraron corredores en posición anotadora, enfrentaban el gran momento del juego. Iván Prieto, el máximo empujador del equipo con 15, entraba al plato para intentar otra remontada épica de los campeones ante el picheo de Matanzas.
Prieto llevaba de 3-2 en la tarde, y su swing había marcado las mejores conexiones entre los seis sencillos del equipo. Sin embargo, después de acomodarse en cuenta de 3-1, el hombre que había producido para .370 con corredores en posición anotadora antes del Juego 1, desperdició una recta al centro de la zona de strike. Luego, en 3-2, Prieto hundió su swing sobre una slider zigzagueante que se esfumó hacia la esquina baja de afuera, y falló el turno clave con elevado al guante de Yoisnel Camejo en el centerfield.
Cuando Entenza vio dónde Prieto había golpeado el lanzamiento, levantó su brazo derecho convencido de que lo había puesto out. Era, sin dudas, un adelanto del final, y los Cocodrilos clavaron el puntillazo con par de carreras en el inicio del noveno, empujadas por cañonazos de Javier Camero y Juan Miguel Vázquez.
Después de 18 innings y dos partidos que nos mostraron versiones alternativas de las historias que podríamos ver durante esta final entre Granma vs Matanzas, quedamos a la expectativa del desafiante Juego 3. Por vez primera en esta postemporada, los Alazanes visitarán a sus rivales sin ventaja en la serie, y los Cocodrilos buscarán mantener el invicto de 5-0 durante estos playoffs jugando en casa.
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